La cromatografía es una de las importantes herramientas de la química analítica. Incluye la separación física de sustancias en una mezcla compleja de las distintas velocidades a las que se mueven a través de una fase estacionaria. A medida que diferentes moléculas pasan por velocidades distintas a la muestra por la fase móvil o el medio, se separan en una serie de bandas.
Espectroscopía:
El calentamiento de una sustancia o compuesto químico en una llama eléctrica o un arco suele estar implicado en el análisis espectroscópico. Los compuestos calentados tienen longitudes de onda particulares de luz basadas en elementos. Un espectrofotómetro es paralelo al espectrógrafo, aparte de que reconoce las sustancias químicas pasándolas a un haz de luz a través de una sustancia sin quemarla. El ultravioleta (UV) o el infrarrojo (IR) son los tipos de espectrofotómetros que se analizan para longitudes de onda particulares.
La diferencia clave entre la cromatografía y la espectroscopia es que la cromatografía es una técnica utilizada para separar mezclas complejas, depende de su diferente distribución entre la fase móvil y la fase estacionaria mediante métodos diferentes. La espectroscopia es el estudio de la interacción entre la radiación electromagnética y la sustancia mediante la cual se puede analizar la estructura de la molécula.